
Comité
Nacional Preparatorio para la Cumbre Mundial
Sobre el
Desarrollo
Sostenible.
Johannesburgo 2002
Las
universidades, asociaciones e instituciones reunidas en el Seminario de
Educación, Ciencia y Tecnología convocado por el Comité Nacional
Preparatorio para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que
se celebró el 16 de mayo de 2002 en la Universidad de Guadalajara,
vertieron un amplio número de ideas, propuestas y recomendaciones que
enriquecerán la postura que México asumirá en la Cumbre de
Johannesburgo 2002. Ellas se compendian y resumen en la siguiente
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DECLARATORIA
SOBRE EDUCACIÓN Y DESARROLLO SUSTENTABLE
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La
educación ambiental para el desarrollo sustentable debe formar
parte de todos los ciclos escolares, desde el básico hasta el
superior, así como de todos los espacios y ámbitos de la cultura,
asumirse como un proceso de aprendizaje permanente en la vida y
observarse como un principio que es de incumbencia para los
distintos sectores, niveles y grupos sociales.
-
Concordamos
en que esta educación no se limita a la incorporación de algunas
asignaturas en los planes de estudio, sino que la sustentabilidad
debe funcionar como un eje formativo que le confiere un matiz
permanente a los currículos y a la vida académica en su conjunto.
-
La
educación no sólo debe vigorizar el intelecto sino que le
corresponde también incidir en la esfera de las emociones y
capacitar para el desempeño social de los individuos, fomentar la
madurez personal e inculcar los valores esenciales de la democracia,
la equidad, la solidaridad y la justicia.
-
A
la educación ambiental para el desarrollo sustentable le urge un
nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje que forme capacidades para el
reconocimiento y aprecio del territorio donde se vive, y que permita
que las representaciones sociales sobre el ambiente y la naturaleza
sean parte de la vida cotidiana y contribuyan a conferirle sentido y
dirección.
-
Dicha
educación es vital para la reducción de las desigualdades sociales
y para lograr un angostamiento de la brecha que separa a pobres y
ricos.
-
La
educación ambiental para el desarrollo sustentable no debe dejar de
cuestionar los sistemas de producción, distribución y consumo
existentes en el mundo, pues la dinámica económica es también la
fuente de numerosos problemas ambientales.
-
Tal
educación no sólo debe procurar la conservación de la naturaleza,
sino también servir de guía para generar y fortalecer las diversas
formas de aprovechamiento y restauración del patrimonio cultural y
natural.
-
Reconocemos
los avances realizados en los últimos diez años y
celebramos los grandes esfuerzos empeñados por generar una
visión interconectada de la realidad, que vaya sustituyendo la visión
parcial en la que hemos sido educados. No obstante, aún estamos
lejos de haber realizado las metas de la transdisciplina.
-
Coincidimos
en que los alimentos, la salud ambiental, el cambio climático, la
biodiversidad, la vulnerabilidad y el riesgo de los asentamientos
humanos, el consumo energético y la gestión del agua son temas
prioritarios que competen a la educación ambiental, por ser
cruciales para la vida y el desarrollo.
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Sostenemos
que debe entenderse la educación no como un gasto, sino como la
mejor inversión para el desarrollo sustentable. Que la educación
ambiental para el desarrollo sustentable debe elevar su ubicación
en las agendas políticas, ya que es una palanca fundamental para la
concreción de resultados en los procesos socioambientales.
-
Reconocemos
que los avances logrados en materia de educación ambiental, si bien
se reflejan en diversos acuerdos internacionales, no se están
inspirando lo suficiente en las líneas de acción emanadas de tales
acuerdos. Las universidades son espacios útiles para difundir
socialmente estos compromisos, así como para promover programas
relacionados con el desarrollo sustentable, vigilarlos y evaluar su
cumplimiento.
12.
Se reconoce que la
participación social requiere alimentarse de un sano ejercicio del
derecho a la información, por ser éste uno de los principales insumos
de la corresponsabilidad. Las diversas tecnologías de la información
al alcance deben utilizarse con este propósito.
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Reconocemos
que la sustentabilidad de la vida y del desarrollo no se van a
lograr con abstracciones y lugares comunes, sino mediante la
investigación sobre, en y para el ambiente. Que la
educación ambiental para la sustentabilidad ha de ser un proceso de
participación, con poder legal y corresponsabilidad ciudadana en el
mejoramiento de la calidad de vida.
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Hablar
con amplitud e insistencia de la crisis ambiental ha tenido un
resultado paradójico: nos ha acostumbrado a aceptarla y a vivir en
ella cotidianamente. Por lo mismo, es urgente buscar alternativas
creativas de comunicación para dimensionar el riesgo que implica el
deterioro de la salud de los sistemas vitales, de los seres humanos
y del planeta en su conjunto.
-
Es
estratégico hacer análisis críticos del desarrollo y
transferencia tecnológica, sus implicaciones éticas y su impacto
en la salud a largo plazo.
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Reconocemos
que la generación y protección de innovaciones ayuda a
diversificar las actividades generadoras de riqueza, incrementar la
competitividad, fortalecer la economía y promover el empleo. La
innovación debe ser, por lo tanto, un objetivo permanente de la
educación ambiental para el desarrollo sustentable.
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Las
tecnologías de punta son útiles al desarrollo y deben ser
reconocidas plenamente. Paralelamente, sin embargo, se deben
reconocer más y mejor las aportaciones de las tecnologías y
conocimientos locales y tradicionales.
-
Se
deben romper las barreras que impiden acceder a las oportunidades
económicas y al empleo, creando para ello una infraestructura más
amplia de vinculación entre las instituciones de educación,
ciencia y tecnología, y entre éstas y el sector productivo.
-
Se
reconoce la necesidad de establecer sistemas de indicadores, con la
participación de la sociedad, para evaluar el rumbo del país en
materia de desarrollo sustentable. El aporte de las instituciones de
investigación es invaluable para medir vulnerabilidad, riesgo,
equidad, productividad, resiliencia, restauración y reconocimiento
del patrimonio, entre otros indicadores, y en la evaluación
educativa de los sistemas de gestión ambiental en los espacios
universitarios.
-
Se
reconoce que el ordenamiento territorial es una buena estrategia de
planeación participativa que permite articular visiones y resolver
conflictos. Que éste requiere una participación social en los
diagnósticos y construcción de escenarios, así como en el
seguimiento y oportuna actuación para transitar, a través de estas
herramientas de gestión, hacia el desarrollo sustentable.
Por
último, se hace patente el reconocimiento de que:
-
La
educación ambiental no es suficiente para el cambio a la
sustentabilidad del desarrollo, pero es imprescindible para ello.
-
Que
las universidades deben ser consideradas como grupo principal en el
escenario mundial, pues son sin duda interlocutores sociales y
espacios de ensayo e interacción de formas de vida, que han
demostrado su contribución en el avance de la percepción social y
en su actuación en el aprovechamiento, conservación, protección y
restauración ambientales.
-
Que
comparativamente a lo que acontecía hace diez años, dentro del
proceso preparatorio de la próxima Cumbre se observa cierto desánimo
y una menor participación social, pero se reconoce que existe una
mejor estructura de organización, lo cual permite asumir
compromisos institucionales a escala local y nacional. Esto
representa, también, una oportunidad para que el país avance en
dirección de compromisos más fuertes y claros al desarrollo
sustentable, y posicionar a México como soporte a la Iniciativa
Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible acordada
por los Ministros de Medio Ambiente celebrada en São Paulo, Brasil,
del 15 al 17 de mayo de 2002, que ha identificado a la educación
ambiental como una prioridad de acción, y formar parte de la
comunidad de naciones que pugna por la década de la educación
para el desarrollo sostenible (propuesta por la Comisión sobre
Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas), y como un actor
importante en el seguimiento de los propios acuerdos que se deriven
de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo.
Las
anteriores declaraciones son el resultado de las participaciones del
Instituto Nacional de Ecología, la Secretaría de Relaciones
Exteriores, la Secretaría de Educación Pública, la Universidad de
Guadalajara, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey campus San Luis Potosí y Guadalajara, el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores de Occidente, la Universidad Iberoamericana México
y Puebla, Universidad La Salle, la Universidad Autónoma del Estado de México,
la Universidad Autónoma de
San Luis Potosí, la Universidad de Guanajuato, la Universidad Autónoma
de Baja California, la Universidad Autónoma de Coahuila, la Universidad
de Colima, el Centro de Estudios sobre la Universidad de la Universidad
Nacional Autónoma de México, el Consorcio Mexicano de Programas
Ambientales Universitarios para el Desarrollo Sustentable (Complexus),
el sector académico del Consejo Consultivo para el Desarrollo
Sustentable de la SEMARNAT y la Academia Nacional de Educación
Ambiental, A. C.
La
Jornada.
31 de mayo del 2002. Pag. 9
Responsable
de la publicación: Universidad de Guadalajara
Ponencia
de la UASLP en:
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(2.5 MB)
Documento de la declaratoria en pdf:
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Última actualización: 16 de
junio de 2002
Luz María Nieto Caraveo
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